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2 mudras para calmar una mente agitada.

Foto del escritor: Lucre RicchezzaLucre Ricchezza

Actualizado: 21 may 2021

Si has asistido a clases de Yoga, es probable que hayas realizado algún mudra aunque tal vez no te hayas percatado de su nombre o del efecto que éstos pueden aportar a tu bienestar.


El universo del Yoga es muy amplio y nos abre las puertas a múltiples tradiciones, terapias y prácticas milenarias que podemos incorporar a nuestra vida cotidiana incrementando nuestros recursos de autocuidado y bienestar.

Antes de presentarte los dos mudras y contarte los beneficios que pueden aportarte, veamos de qué se trata todo esto.


¿Qué es un mudra?

Por lo general, en el contexto de una clase de Yoga, usamos la palabra mudra para referirnos a un gesto, una posición mística de las manos; pero también podemos usarla para referirnos a posiciones de los ojos, del cuerpo, e incluso a determinadas respiraciones.

¿Te has preguntado alguna vez qué son esos gestos que los yoguis hacen durante sus clases o meditaciones? Sin duda, los mudras más conocidos son la posición de oración -juntando ambas palmas de las manos frente al pecho (Atmanjali mudra)- y el gesto de la consciencia o del conocimiento (Jñana mudra) -uniendo las puntas de los dedos índice y pulgar de cada mano y dejando los tres restantes estirados.


Estos símbolos que realizamos con los dedos y las manos representan determinados estados de la consciencia y tienen el poder de conducirnos a ellos ya que, según afirman los sabios y médicos orientales, el cuerpo, la mente y el alma están reflejados en cada parte de la mano. A su vez, a cada zona de la mano se le atribuye una zona refleja del cuerpo y del cerebro. En efecto, cuando exploramos el mundo a través del tacto, se activan grandes zonas del cerebro.


Por este motivo, los mudras no pueden faltar en tu práctica de yoga o meditación. Dada la versatilidad de los mudras, puedes practicarlos prácticamente en cualquier momento y lugar, sin embargo, como ocurre con toda práctica contemplativa, es recomendable que busques un espacio tranquilo donde puedas dedicar unos minutos para el recogimiento y la respiración consciente.

A continuación, te propongo dos mudras con sus indicaciones y beneficios, tal como los indica Gertrud Hirschi en su libro Mudras - El Poder del Yoga en tus Manos.


1. Matangi mudra (Matangi es la divinidad de la armonía interna y del dominio real)

Este mudra se forma uniendo las manos frente al pecho y entrelazando todos los dedos con excepción de los dedos medios, que quedan estirados con las yemas juntas. Lleva tu atención a la respiración en la zona del plexo solar.

Hirschi propone realizarlo 3 veces al día durante 4 minutos.

La energía del dedo medio influye en la respiración media, y este mudra en particular fortalece el impulso respiratorio en esta zona al mismo tiempo que equilibra las energías en la zona del plexo solar. Practicando este mudra se benefician el corazón, el estómago, el hígado, el duodeno, la vesícula biliar, el bazo, el páncreas y los riñones.


Realiza este mudra cuando sientas que tu corazón está alterado o que tienes la mente agitada con preocupaciones (las cuales suelen repercutir en nuestra digestión generando tensiones internas). Comienza observando tu respiración en el mudra y el efecto que éste va teniendo en ti, respiración tras respiración. Puedes visualizar un desierto con arenas de color amarillo y crear en él un oasis verde al que puedes adornar con todas aquellas imágenes y objetos que te inspiran calma, armonía y sensación de bienestar.


La práctica del mudra incrementa su efecto cuando las acompañamos de afirmaciones pronunciadas con fe, convencimiento y serenidad. Nuestras palabras tienen el poder de generar realidades, por lo que podemos recurrir a su maravilloso poder mientras meditamos en el mudra.

Repite la siguiente afirmación 3 veces y observa el efecto que las palabras tienen en ti: "La serenidad, la calma y la paz me llenan por completo."


2. Kalesvara mudra

Este mudra está dedicado a la divinidad homónima que rige sobre el tiempo, lo que lo convierte en el mudra ideal para tranquilizar la avalancha de pensamientos y las emociones alteradas. A menudo nos encontramos en situaciones en las que hay tal exceso de información o de estímulos que nos abruman y la sensación que, en lo personal, me sobreviene es la de querer detener el tiempo, parar el mundo por un rato y volver a conectarme con lo que realmente me importa, con esa voz interna que en realidad es silencio, con ese lago en calma que sé que habita en mí y al que en ocasiones me parece tan inaccesible porque necesito bajarle el volumen al ruido de mis propios pensamientos. Suelo practicar este mudra en los momentos en que siento que una nube se ha instalado en mi mente impidiéndome pensar con claridad. A veces me encuentro como enfrascada, muy metida en mi propia emocionalidad buscando soluciones, alternativas, proyectando, planificando y en esa vorágine, es como si mi creatividad se viera inhibida. Sólo a través de la respiración consciente voy logrando agrandar el espacio entre pensamientos e ir disminuyendo poco a poco el ruido mental.


Este mudra se forma uniendo las yemas de los dedos medios, doblando los dedos índices para juntar las dos primeras falanges y unir ambos pulgares. Con los pulgares e índices se forma un corazón, los otros dos dedos quedan doblados hacia abajo sin tocarse.

Gertrud Hirschi indica realizar 10 respiraciones lentas y conscientes, prestando atención a cada inspiración y espiración. Y luego, continuar observando la respiración notando y alargando las pausas entre la inhalación y la exhalación.


Una vez que desarmes el mudra, puedes quedarte sintiendo su efecto en tu mente y en tus emociones.


Ten en cuenta que tanto los mudras, como el yoga y la meditación van surtiendo su efecto con una práctica regular, por lo que te propongo que elijas uno de estos dos mudras y lo practiques a diario en aquellos momentos en los que sientas que tu emocionalidad está muy presente o que necesitas parar el mundo para retomar tu propio ritmo y volver a encausarte. Después de todo, si bien el mundo allá afuera busca imponer su propio ritmo, esta existencia es tuya y tomar la potestad de su ritmo está en tus manos.


Si querés saber más sobre mudras, te recomiendo el libro de Gertrud Hirschi Mudras El Poder del Yoga en tus Manos o Mudras de la India de Cain y Revital Carroll.

 

Lucrecia Ricchezza

Profesora de Yoga Integral Vinyasa y FisiomYoga Terapéutico

Facilitadora de encuentros de meditación




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