Como ya empecé a contarte en la primera parte de este artículo, la práctica de Yoga trasciende la práctica física de las posturas. Hoy te cuento un poco más acerca del segundo de los ocho miembros del Yoga: Los Niyamas.
Los yamas representan los cinco principios éticos del Yoga, son un código para mantener una convivencia armoniosa con nuestro entorno. Los niyamas, por su parte, constituyen los cinco principios que nos ayudan a vivir plenamente como individuos. Es una práctica de observación personal para el crecimiento psico-físico-emocional.
Tanto los yamas como los niyamas pueden practicarse en la vida cotidiana, y es probable que al leer acerca de ellos sientas que ya forman parte de tus hábitos, pero puede que también encuentres alguno al que le vendría bien un pequeño refuerzo.
Llevaba algún tiempo buscando una forma de incorporar los niyamas a mi vida diaria pero creía que se trataba de algo muy rebuscado y que no iba a poder llevarlo a cabo ni mantenerlo en el tiempo. Sin embargo, llegó a mis manos un artículo de la revista Yoga Journal del 26 de noviembre de 2018 en la que la reconocida profesora de yoga Kino MacGregor exploraba cada uno de los niyamas y compartía formas de practicarlos de manera natural y cotidiana. Dejo al final del post el link al artículo original para que puedas leerlo de primera mano. En un lenguaje claro y accesible, Kino me amplió el panorama, mostrándome que vivir los niyamas no era tan difícil ni esotérico como yo pensaba.
El primero de estos códigos es Sáucha, que se traduce como pureza o limpieza. En su libro Bringing Yoga to Life, la prestigiosa Donna Farhi, también realiza un paseo por los niyamas y afirma que esa pureza la encontramos cuando somos fieles a la más alta expresión de nuestra humanidad, vivimos puramente. Saucha no sólo implica la pureza espiritual y esencial del ser humano, sino que también se aplica a la pureza y limpieza de nuestro entorno, nuestro cuerpo, nuestras emociones, pensamientos e incluso nuestra palabras. De acuerdo con MacGregor, el rango de acción de Sáucha es muy amplio y cualquier acción que emprendamos con el fin de purificarnos es válida. Dado que los niyamas nos invitan a la introspección, podés aplicar este primer paso para observar tus pensamientos y reemplazar aquellos que no suman -ni a vos ni a tu entorno ni al mundo-, pensamientos que alejan y destruyen, por pensamientos y afirmaciones con sentidos positivos. En yoga usamos sankalpas para cultivar y potenciar aspectos de nuestra personalidad y mantener la determinación de llevar un objetivo a cabo; ejemplos de sankalpas son "me amo incondicionalmente", "mi sabiduría interior me guía" o "me adapto a los cambios fácilmente y sin resistencias". Vos podés crear el tuyo pensando en qué aspecto de tu vida te gustaría modificar y expresando tu deseo de manera afirmativa. Otra forma de practicar este niyama es realizar algún tipo de limpieza en tu entorno. Si leíste u oíste hablar de Marie Kondo, sabrás a lo que me refiero. Tal vez puedas empezar por limpiar tu armario, sacar aquellas prendas u objetos que ya no te representan y con agradecimiento deshacerte de ellas sin culpa. Según el Feng Shui, es importante cada tanto hacer limpiezas para liberar energía estancada y dejar espacio para que venga lo nuevo (yo les llamo "sinceramientos", porque hay que hacerlo con suma determinación y sensatez). Con respecto a la pureza de la palabra, la propuesta es observar tus conversaciones (tanto las que mantenés con otros como las internas), el tipo de temas de que tratan, si son chismorreos vagos que no suman nada o si son charlas que nutren el alma. Las palabras también son alimento y cuanto más nutritivas éstas sean, más fuertes y livianos vamos a mantenernos.
El segundo niyama, Santosha, es mi favorito. Se refiere al contentamiento, a la aceptación con un espíritu de optimismo. Mucha gente suele confundir este principio con mero conformismo, sin embargo, Santosha va más allá de eso. Se trata de la serenidad que emana de la certeza de que incluso en los momentos difíciles, nuestro ser interior se mantiene estable y en calma. Santosha no quiere decir vivir la vida con anteojeras, ignorando o negando la realidad, sino todo lo contrario. Implica tener los ojos bien abiertos y estar dispuesto a ver la realidad tal cual es, aceptándola tal como viene, sin resistencias, para abordarla desde la claridad y con confianza de que en última instancia, todo siempre tiene un desenlace. Podés practicar Santosha la próxima vez que te des cuenta de que estás frente a una situación que no podés controlar. Aprovechá la oportunidad para fijarte cómo son tus reacciones iniciales (no te juzgues, observate), transitá esa emoción, esa reacción, y proponéte mirar la situación sin ánimo de modificarla. No quiere decir que no vayas a accionar para mejorarla, pero si primero no aceptás que las cosas están tal como están o que son tal como son, pasás a convertirte también en parte del problema. Recordá, tu ser interior trasciende todo lo que suceda, por eso se mantiene impasible como un lago en calma. Respirá, relajá, soltá.
Tapas, que se traduce como disciplina y persistencia, es el tercer principio de estas observancias y, personalmente, uno de los que más desafíos me presenta. Tapas es la base fundamental del ritual de la práctica. Y no sólo involucra la práctica diaria de meditación y asanas, sino también la disciplina y persistencia en otras áreas. Por ejemplo, si decidiste cambiar tus hábitos alimenticios, notarás que éste es un buen niyama para observar y poner en práctica. Al tentarte a romper algún paso en el camino hacia cumplir tus objetivos, recordá que también forma parte de tu práctica de Yoga y de la filosofía de vida que estás queriendo encarnar. La autodisciplina es un regalo que intercambia la satisfacción inmediata por liberación en el largo plazo.
Swadhyaya tiene que ver con el estudio de uno mismo y de escrituras sagradas. Este niyama nos convoca a observarnos y tomarnos a nosotros mismos como objeto de conocimiento. Sin duda esto te resulte conocido, dada que la premisa universal por excelencia desde Sócrates y el Oráculo de Delfos ha sido "conócete a tí mismo". Tomarte tiempo para conocerte es fundamental. No somos los mismos todos los días, y en esto me avala Heráclito, uno de los emblemas de la filosofía quien dijo que no podemos bañarnos dos veces en el mismo río, ya que ni el río ni nosotros somos los mismos. El autoconocimiento es la herramienta principal que tenemos para plantarnos frente al mundo y saber lo que queremos y más importante aún, qué es lo que no queremos. La práctica de meditación y del silencio puede serte útil en este aspecto. Con respecto a la lectura de textos sagrados, en el artículo de Yoga Journal que mencioné arriba, MacGregor dice algo con lo que yo resueno y es que ante este tipo de textos, la mejor actitud es la de mantener la mente abierta y tomar de cada religión, fuente o filosofía, aquellas ideas y nociones que nos ayuden a construirnos nuestra propia filosofía de vida. Si hay algo que FisiomYoga me enseñó es que en la vida como en el yoga no se trata de encajar en patrones fijos impuestos, sino de apropiarnos de las propuestas y adaptarlas de una manera que nos sea orgánica, liberadora y enriquecedora. Una forma de incorporar las lecturas sagradas (o inspiradoras, por qué no) es al levantarte a la mañana, antes de chequear tus correos y redes sociales, podés tomar un libro, ya sea alguno de desarrollo personal, de filosofía, la Biblia, el Bhagavad Ghita, el Corán, la Torá, o el de la religión que te sea significativa y leer algún pasaje. Durante el día, podés fijarte si resuena en alguna de las situaciones que vivas o dejar que sola tu mente le vaya encontrando sentido.
El último niyama es Isvarapranidhana, que traducido quiere decir devoción, entrega total a Dios entendido como esa fuerza superior a nosotros mismos. Esta entrega puede abordarse de formas diferentes, por ejemplo, una forma es la de asumir todos nuestros actos como ofrendas de amor incondicional y devocional hacia Dios, de esa forma, vamos a dar desde el corazón lo mejor de nosotros. Por otro lado, como los niyamas nos instan a dirigir nuestra atención hacia adentro, podemos tomar Isvarapranidhana como una oportunidad para ver cómo es nuestro diálogo con esa fuerza a la que recurrimos cuando sentimos necesidad. ¿Qué cosas le pedimos? ¿Le pedimos que resuelva nuestros problemas, que allane nuestro camino? Si es así, te propongo que inviertas el pedido. Hace mucho tiempo dejé de pedir que las cosas ocurran como yo quiero, como si estuviera frente a un genio salido de una botella. Después de mucho pedir y ver que mis deseos no se concretaban, me dí cuenta de que estaba pidiendo mal. Y empecé a cambiar el enfoque de mi pedido; hoy en día pido fortaleza para enfrentarme a las adversidades, claridad para ver las cosas tal como son, humildad para aceptar que soy falible y que hay cosas que están fuera de mi control, flexibilidad para poder adaptarme a los cambios sin imponer resistencias y un profundo amor incondicional para amar a todo y a todos tal como son, incluso a aquello y a aquellos que mi yo consciente rechaza.
Como te dije arriba, es muy probable que ya estés viviendo en yoga mucho antes de que supieras acerca de los niyamas, pero ahora que los conocés, podés volverlos parte de tu práctica consciente y observar cada uno de ellos para ir trabajándolos en tu vida cotidiana.
Es mi deseo profundo que esto te sea de ayuda para que tengas una vida más plena, porque si vos estás bien, todo es mejor y el mundo es un lugar más lindo.
Namasté.
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